Mientras colapsa el ciclo de grupos rocanroleros-urgentes-callejeros que ha dominado el pop-rock británico durante más tiempo de los psicológicamente permisible, anda el Reino Unido musical sumido en el dilema de no tener una moda a la que agarrarse ¿Insólito? Sin duda, amigos, sin duda ¿Y entonces, qué sale ahora allí? Sean pacientes y sigan leyendo, por favor.
Por un lado están los nuevos cantautores, que hay un montón y todos son amiguitos y bastante indies, aunque como cantautores sean ciertamente un poquito farsantes: en realidad, lo que quieren es ser estrellas del pop. Por otro lado queda el siempre recurrente rap a la inglesa, máxime este año que el premio Mercury se lo ha llevado, para estupefacción generalizada (incluida la de ella misma), Speech Debelle. Y por la calle del medio circulan varios grupos noveles que ni forman una escena ni tienen mucho en común salvo que comparten un tono trágico, triste y romántico (en su decimonónica acepción), un interés por hacer música trascendental y una estética oscurilla (aunque no son emos ni siniestros, que se sepa). Dos de estas bandas se han convertido en superventas y eso debería ser tomado como síntoma de algo. Se trata de White Lies y Glasvegas (prometedores, querrían ser los nuevos Jesus & Mary Chain). Ahora debutan también The Big Pink (grandilocuentes, algo así como The Verve híper distorsionados)
The xx han llegado y están aquí para quedarse.
Como The xx, vayamos al túetano de la cuestión. Son dos chicos y dos chicas que coincidieron en el instituto cuando tenían 15 años. Ahora acaban de cumplir 20. Son patológicamente tímidos, en las entrevistas apenas articulan dos frases seguidas hablando para el cuello de sus camisetas negras. Aparentemente, no sonríen nunca (ni si quiera cuando se les hace cosquillas en los pies). Hace tres años les descubrió el dueño del pequeño sello Young Turks, quien vió que juntar a aquellos adolescentes de mirada huidiza y peinado imposible con un productor y una fecha límite no iba a funcionar, así que les hizo una copia de la llave del estudio casero del sello y les dijo, 'cuando terminen de grabar, me avisan'. Tardaron dos años en acabar el disco, ¡pero qué disco!
Probablemente el debut homónimo de The xx suena tan personal por eso, porque lo compusieron y grabaron con libertad para fantasear, para imaginar, para dar forma a un sonido en el que los silencios son tan físicos y rotundos como un pedrusco. Influidos por la noche, por los sueños y por las vivencias letárgicas que parecen irreales (todos ellos tuvieron trabajos nocturnos, al parecer, en tiendas de 24 h y establecimientos similares), crearon canciones que envuelven, canciones que son como habitaciones en penumbra, casi a oscuras: nada más entrar en ellas, uno no ve nada, pero poco a poco van apareciendo los volúmenes y las formas de un pequeño mundo fantasmal. Canciones intimistas de pop tocadas con lo mínimo, pero en la que entra de todo, incluso ritmos r&b. temas como 'Crystalised' y 'Basic Space' (disponibles en you tube), trasladan a imágenes, con pocos medios y mucho acierto, el mundo nocturno, ingrávido, fantástico y algo tenebroso de su música.
Aqui el link para escuchar tan prodigiosa banda
http://rapidshare.com/files/315358522/PROG._MARTES._20_OCT_2009_THE_XX_XX.mp3
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