lunes, 6 de abril de 2009

Gregor Samsa, espiritualidad en el aire



















 






Originarios de Richmond (EEUU) y formados en el 2000, los vocalistas Bennett y Nikki King y los otros miembros fluctuantes de Gregor Samsa entregan discos profundos y en calma, que navegan delicadamente susurrando dentro del espacio aural, dejando una estela en el aire; existen momentos donde el sol se asoma, sonríe y vuelve a ocultarse para dejarte de nuevo en medio de un frio paralizante. La historia de esta banda originaria de Virginia (pero con miembros esparcidos por todo el segmento norteamericano) con nombre de personaje kafkiano está escrita a través de constancia y perseverancia. Escrita a partir de un profundo amor a la música y una constante y limpia creatividad, el grupo puede definir su trayectoria con sobresaliente brillantez desde que se uniesen hace ocho años. Sin haber destacado nunca demasiado en circuitos comerciales y, claro está, sin que esto signifique nada, la formación, de oscilante número de miembros, acaba de publicar su cuarto larga duración Over Air .La música de Gregor Samsa es como un bálsamo curativo,, etéreo, arrullando melodías sobre las capas de guitarras tan herederas de Slowdive como de My Bloody Valentine o los maravillosos Cocteau Twins. Con un pie en el shoegazer y otro en el post rock menos transitado, su música es como si Low sufriesen una sobredosis de Slowdive, arrullados por dos voces, masculina y femenina, alternándose y acoplándose a la perfección mientras múltiples capas de guitarra forman un maravilloso colchón sobre el que apoyarse y las secciones de cuerdas no solo resultan hermosas sino que son conmovedoras. Unas melodías que alcanzan unas cimas de intensidad y emotividad tremendas, sobre todo cuando una voz se apoya en la otra para llevarla más allá, para acompañarla al son del muro de guitarras que son capaces de tejer. De su discografía "27:36" es un trabajo realmente impactante, apto tanto para los amantes de los sonidos más etereos y melodiosos, como para los que disfrutan con los largos desarrollos de grupos más "post", Gregor Samsa se colocan en un punto intermedio en el que las melodías ganan protagonismo a los crescendos a los que tan acostrumbrados nos tienen ésta clase de bandas, en "27:36" la intensidad roza lo emocional y las melodías sobrevuelan los temas (y a nosotros) a varios palmos del suelo. Por su parte, "Rest" es un disco dinámico (a pesar de que sea calmado) remitiendo de alguna manera a la música clásica. Existen texturas aterciopeladas acariciando la piel. Grandioso, magnifico y soberbio son estas tres palabras que definen a la perfección este disco, del cual se han extraído varios temas como el increible Jeroen Van Aken para crear nuevas versiones en los estudios Desmet para la emisora radial holandesa VPRO y la colaboración del sello Kora Records. Una gema sonora para la Pascua...  

Lista de temas  
1. Ain Leuh / VPRO
2. Jeroen Van Aken / VPRO 
3. Three / VPRO 
4. Adolescent / VPRO 
5. Abutting, Dismantling / VPRO 
6. Young And Old / VPRO 
7. Du meine Leise / alternate mix 
8. XXX / GS + Tiempo 
9. Lean / GS + Bobby Donne (of Labradford)  

El disco:

http://depositfiles.com/es/files/kcuy2w3rj  

o aqui en Taringa  

http://www.taringa.net/posts/musica/2048138/Gregor-Samsa---Over-Air-(2009).html  


El nombre de la banda es tomado de un personaje de la famosa historia corta de “La Metamorfosis” de Franz Kafka. 

"Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto. Estaba tumbado sobre su espalda dura, y en forma de caparazón y, al levantar un poco la cabeza veía un vientre abombado, parduzco, dividido por partes duras en forma de arco, sobre cuya protuberancia apenas podía mantenerse el cobertor, a punto ya de resbalar al suelo. Sus muchas patas, ridículamente pequeñas en comparación con el resto de su tamaño, le vibraban desamparadas ante los ojos. «¿Qué me ha ocurrido?», pensó. No era un sueño. Su habitación, una auténtica habitación humana, si bien algo pequeña, permanecía tranquila entre las cuatro paredes harto conocidas. Por encima de la mesa, sobre la que se encontraba extendido un muestrario de paños desempaquetados -Samsa era viajante de comercio-, estaba colgado aquel cuadro que hacía poco había recortado de una revista y había colocado en un bonito marco dorado. Representaba a una dama ataviada con un sombrero y una boa de piel, que estaba allí, sentada muy erguida y levantaba hacia el observador un pesado manguito de piel, en el cual había desaparecido su antebrazo. La mirada de Gregorio se dirigió después hacia la ventana, y el tiempo lluvioso -se oían caer gotas de lluvia sobre la chapa del alféizar de la ventana- lo ponía muy melancólico..."

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